Luis XI de Francia, "La Araña Universal" o "El Rey Astuto", Un Monarca Calculador y Persuasivo.
Hola a todos los amantes y curiosos de
la historia, bienvenidos a mi canal, hoy os traigo la vida de Luis XI de Francia, él fue un monarca que luchó contra el poder de la
nobleza y el clero, estableciendo una monarquía autoritaria, además de fue un hombre un tanto
calculador y persuasivo que estuvo involucrado en numerosos conflictos, conspiraciones e intrigas
palaciegas, siendo apodado por ello como “La Araña Universal” o “El Rey Astuto”. Ésta biografía
está realizada por petición de Rommel Gomez, Carolina Cortazar, Fabiola Serruto, Luis
Daniel Bonilla y Cristopher del Valle. Luis de Valois nació el 3 de Julio de 1423 en
la ciudad de Bourges, en el Ducado de Berry, en Francia. Fue hijo del rey Carlos VII de
Francia y de la esposa de este, la reina María de Anjou.
El matrimonio tuvo 12 hijos en
común, siendo Luis el primero de sus vástagos. El niño nació en un momento bastante complicado,
en ese momento su padre el rey se estaba disputando la corona francesa con el pequeño rey
Enrique VI de Inglaterra, continuando así con la Guerra de los 100 años, además de que mantenía una
serie de conflictos y de tensiones con el Ducado de Borgoña, por esta razón, el niño fue enviado
al Castillo de Loches, pensando que el príncipe estaría más seguro en aquella fortaleza ante los
conflictos que se estaban viviendo para entonces. En aquel castillo, el niño recibió una buena
educación, recibiendo clases de matemáticas, historia, religión, latín, oratoria
y leyes, siendo uno de sus tutores el teólogo y político Jean de Gerson.
Gracias
a la exquisita educación que recibió, el príncipe se acabaría convirtiendo en un hombre
con grandes conocimientos sobre leyes, además de que sabía muy bien como persuadir a la gente que
le rodeaba para que hiciesen lo que él quisiese. Su estancia en el castillo de Loches sería
feliz, allí el príncipe tuvo una vida más libre y tranquila, estando siempre rodeado de sus
sirvientes, tutores y de la gente común que vivía alrededor del castillo. Cuando el niño tenía
10 años de edad, su padre el rey decidió que el príncipe tendría que vivir junto a sus hermanos
en el castillo de Amboise, un lugar donde estaba asentada la corte francesa, empezando a vivir
así entre la nobleza y los miembros del gobierno, pero pese a empezar a convivir con su familia,
el niño no se mostraría feliz con su nueva vida, él se había acostumbrado a la vida sencilla y no
disfrutaba de los lujos, prefiriendo vivir de una manera más humilde como la gente común.
Desde que
tenía 8 años, el príncipe estaba comprometido con la princesa Margarita de Escocia, hija del
rey Jacobo I de Escocia, un matrimonio que no deseaba para nada, algo que demostró cuando
ambos prometidos se conocieron en persona un día antes de celebrarse su boda, viéndose obligado a
abrazar a su prometida, pero aquel abrazo sería demasiado forzado y frío. El 25 de Junio de 1436
se celebró la boda entre Luis y Margarita en el castillo de Tours, para entonces él tenía casi 13
años de edad en el momento de la unión y ella 11. Aquella boda fue descrita como muy
modesta y sencilla, destacándose especialmente la presencia de los prometidos,
Luis parecía más mayor de lo que realmente era, en cambio Margarita era tan sólo una niña,
siendo descrita como una hermosa muñeca. Nada más finalizar la ceremonia, los invitados
fueron prácticamente expulsados de la misma, especialmente a los escoceses, siendo
esto visto como un insulto hacia Escocia, aunque en verdad, serían expulsados porque
la corona francesa estaba para entonces muy empobrecida y no podían permitirse el lujo
de festejar el casamiento de los príncipes.
Tras celebrarse su boda, los médicos
desaconsejaron la consumación matrimonial ante la corte edad de la novia, quien
rápidamente fue separada de su marido. Mientras su esposa iniciaba su formación
como consorte, Luis realizó una gira por Francia junto a su padre el rey Carlos VII y
durante este viaje fue reconocido oficialmente como el heredero de la corona francesa,
recibiendo así el título de Delfín de Francia. Durante este viaje, el monarca se percató de
la inteligencia y de la astucia de su hijo, aunque no lo vería como algo a
su favor, sino como algo maligno, considerando a su vástago demasiado ambicioso,
calculador, conspirador e intimidante, iniciándose así las primeras tensiones y la
gran desconfianza que surgió entre padre e hijo. Cuando el delfín regresó a la corte francesa,
este empezó a convivir con su esposa Margarita, pero su matrimonio no sería feliz, Luis odiaba a
su esposa sólo por el hecho de haber sido elegida por su propio padre, además de que suegro y nuera
se llevaban muy bien, defendiéndose mutuamente de los ataques del delfín.
Su esposa Margarita
sería descrita como una joven hermosa, graciosa y encantadora que disfrutaba de su vida en la
corte, pero acabaría desarrollando una profunda depresión ante el matrimonio tan infeliz que le
tocó vivir, algo que acabaría mermando su salud. Según se cuenta, su esposa evitó quedarse
embarazada, ya que si no le daba hijos al delfín, éste podría solicitar la nulidad matrimonial, por
esta razón evitaba siempre que podía intimar con él, incluso ordenaba a sus damas que la vistieran
con ropajes muy apretados, comía manzanas acidas, bebía vasos de vinagre e infusiones preparadas con
hierbas abortivas para evitar quedarse encinta.
Mientras su matrimonio fracasaba, Luis intentó
hacerse un hueco en el gobierno de Francia, pero su padre apenas le daría funciones dentro
de los asuntos del reino, tan sólo le encomendó la tarea de combatir a los “Écorcheurs”, que
era un grupo de mercenarios que se dedicaban a saquear distintas poblaciones francesas,
arrasando así con una buena parte de Francia, también le entregó el cargo de Teniente General
de Languedoc, pero su padre no le entregó ni dinero ni hombres capacitados para desempeñar tal
cargo. Cansando de ser un cero a la izquierda, Luis se dejó convencer por el duque Juan
II de Alençon para unirse a la “Praguerie”, un levantamiento armado encabezado por los
príncipes y la alta nobleza rebelde de Francia donde se tenía planeado someter al rey Carlos
VII de Francia y entregarle el cargo de regente del reino al delfín Luis, pero aquel levantamiento
tan sólo duró 5 meses y acabaría siendo sofocado. Ante su participación en aquella rebelión, el príncipe se vería obligado a someterse a su
padre, recibiendo así el perdón de su progenitor.
Tras conseguir el perdón de su padre,
Luis participó en el Sitio de Pontoise, capturando así el último bastión que les quedaban
a los ingleses en tierras francesas durante la guerra de los 100 años, consiguiendo así liberar
a la ciudad del dominio inglés y dar acceso a los franceses a Normandía. Tras éste éxito militar, el
delfín volvió a reunir a los grupos de mercenarios conocidos como “Écorcheus”, entregándoles así
la misión de luchar contra el ejército suizo durante la batalla del Birs en el año 1444,
ayudando así al duque Segismundo de Austria, que era un aliado de la corona francesa,
pero aquella campañas militares acabaron siendo un fracaso para los franceses y el
delfín se vería obligado a solicitar la paz. Mientras el príncipe se centraba en tales
conflictos, su esposa Margarita cada día se vería más afectada por la melancolía que padecía
y se volvió una mujer demasiado enfermiza, además de que su salud se vería aun más frágil
ante los disgustos que se llevó al escuchar una serie de rumores que la acusaban de ser una
mujer adultera, defendiendo siempre su inocencia, siendo unos rumores infundados por las
amistades y los partidarios de su marido. Finalmente, la delfina Margarita acabaría
falleciendo a causa de una neumonía el 16 de Agosto de 1445 a los 20 años de edad y
según se cuenta, la delfina estaba deseando morir al estar ya muy cansada de su infelicidad
conyugal y de toda la pena que sentía por dentro.
Luis apenas prestó atención a la noticia del
fallecimiento de su esposa Margarita y no se mostró para nada apenado por su muerte, es más,
seguiría intrigando contra su padre el rey Carlos VII y contra la amante de este, Agnes Sorel. El
delfín demostró en numerosas ocasiones el odio que sentía hacia la amante de su padre, faltándola
el respeto en público, también la persiguió en una ocasión con espada en mano por los pasillos de
palacio con la intención de darla muerte, así que esto provocó que su padre decidiese expulsarle
de la corte y le envió a la región del delfinado. El príncipe se instaló en la ciudad de Grenoble
y consideró el delfinado como su pequeño reino, iniciando así su aprendizaje como futuro rey de
Francia, además de que atrajo hasta la región del delfinado a artesanos, comerciantes,
banqueros, extranjeros y a todo aquel que no simpatizase con las ideas de su padre el rey,
estableciendo allí su pequeña corte.
Pese a la mala relación que existía entre padre e hijo,
ambos intercambiarían una serie de cartas donde se mostraban muy respetuosos el uno con el otro,
aunque en verdad, existía una gran desconfianza mutua y no se soportaban, es más, el rey llegó a
invitar en ciertas ocasiones al delfín a la corte francesa, posiblemente por compromiso, pero Luis
rechazó todas y cada una de aquellas invitaciones de una manera muy correcta, prefiriendo vivir en
su delfinado donde era prácticamente el rey y el señor del lugar, así que tras su expulsión de la
corte, padre e hijo nunca más se volvieron a ver. Tras la muerte de su esposa Margarita, la corona
francesa negoció un nuevo compromiso para delfín con la hermana menor de su fallecida esposa, la
princesa Juana de Escocia, pero Luis se negaba a casarse con su cuñada, debido a que Juana tenía
problemas para comunicarse con normalidad al ser sorda y la dote que podría entregar era demasiado
pobre, por esta razón el delfín empezó a buscar por su cuenta a una nueva esposa, quedando
comprometido con la princesa Carlota de Saboya, ya que los Duques de Saboya estaban dispuestos a
entregar una cuantiosa dote sólo por establecer alianzas amistosas con la corona francesa y ver
su hija convertida en reina consorte de Francia. El 9 de Marzo de 1451 se celebró la boda por
poderes de la pareja en la capilla del Castillo de Chamberí, en el Ducado de Saboya, celebrándose
posteriormente su boda oficial el 2 de Abril de dicho año en la ciudad de Grenoble, en Francia,
para entonces él tenía 27 años de edad en el momento de la unión y ella 10.
Aquel matrimonio
no contó con la aprobación de su padre el rey Carlos VII, siendo un casamiento que había sido
ideado a las espaldas del gobernante, además, su matrimonio no sería considerado válido en
un principio, debido a que no habían solicitado la dispensa papal que les permitiese
casarse ante la corta edad de la novia. Pese a no contar con la aprobación ni
del papado ni de la corona francesa, su matrimonio no fue anulado en ningún
momento y acabaría siendo considerado válido tras el nacimiento del primer
hijo varón que tuvo la pareja en común. Su padre el rey Carlos VII de Francia se mostraría
realmente furioso con él por sus acciones y por actuar siempre libremente, además de que se
encontraba muy cansado de seguir soportando las intrigas palaciegas y las calumnias que
volcaba su propio hijo hacia él, por esta razón, acabaría enviando al ejército francés a tomar
las región del delfinado, aparte de que levantó las armas contra el Ducado de Saboya.
Ante el
avance de las tropas francesas, Luis abandonó el delfinado y buscó refugio en el ducado de
Borgoña, lugar donde sería acogido por uno de los principales enemigos de su padre, el Duque
Felipe III de Borgoña, apodado “El bueno”. Cuando el rey Carlos VII descubrió que el duque
de Borgoña había dado cobijo a su hijo y que le estaba protegiendo pronunció estas palabras “Mi
primo de Borgoña ha dado refugio a un zorro, que un día devorará a sus pollos”. Luis disfrutó
plenamente de su estancia en Borgoña, allí recibió una pensión y se le fue entregado el castillo de
Genappe, lugar donde estableció su pequeña corte, después, el delfín reclamó la presencia de
su esposa Carlota, quien se había quedado en tierras francesas tras la huída del príncipe,
estableciéndose ambos en dicho castillo donde convivirían junto a la nobleza del lugar,
celebrando junto a esta bailes, banquetes y cacerías.
Durante su estancia en Borgoña, el
matrimonio empezó a traer a sus primeros hijos al mundo, en el año 1458 nació un niño llamado
Luis, pero este falleció durante la infancia, en el año 1459 nació Joaquín, pero este
falleció a los pocos meses de nacer, en el año 1460 nació una niña llamada Luisa, pero
esta falleció al poco de nacer y en el año 1461 nació otra hija llamada Ana, esta sería Duquesa
consorte de Borbón y regente del reino de Francia. Tres meses después del nacimiento de su hija
Ana, falleció su padre el rey Carlos VII, así que ante esta situación, Luis abandonó
rápidamente el castillo de Genappe para llegar los antes posible a tierras francesas ante
el miedo de que su hermano pequeño, Carlos, que era duque de Berry, le arrebatase el trono
ante su ausencia, sentándose en el trono francés bajo el nombre de Luis XI. El nuevo monarca se
mostró indiferente ante la muerte de su progenitor y no asistió a su funeral.
Ante el miedo de que
le quitasen la corona, ordenó ser coronado lo antes posible, celebrándose su coronación el
15 de Agosto de 1461 en la Catedral de Reims, siendo coronado apenas un mes después del
fallecimiento de su padre. A Luis XI no le gustaba para nada la ciudad de París, así que decidió
retirarse junto a su corte al Castillo de Amboise, lugar que había sido escogido por su propia madre
la reina María de Anjou como lugar de retiro. Según fueron pasando los años, la relación
que mantuvo Luis con su esposa la reina Carlota se iría enfriando y el matrimonio
se acabaría distanciando demasiado, aun así, consiguieron traer más hijos al mundo, en el año
1464 nació una hija llamada Juana, quien sería brevemente reina consorte de francia, además de
ser considerada una santa por la iglesia católica, en el año 1466 nació Francisco, pero éste falleció
a las pocas horas de nacer y en el año 1467 nació el último hijo de la pareja, un niño llamado
Carlos, el futuro Carlos VIII de Francia. El matrimonio tuvo un total de 8 hijos en común,
aunque tan sólo tres de ellos conseguirían llegar a edad adulta.
Luis también tuvo algunos hijos
ilegítimos fruto de sus relaciones con distintas amantes, entre las cuales se destacan a la dama
Felizé Regnard, con quien tuvo dos hijas llamadas Juana y Guyette y la dama Margarita Sassenage, con
quien tuvo tres hijas, Guyette, María e Isabel. Tras sentarse en el trono francés, Luis
XI continuó con algunas de las políticas de su fallecido padre, como por ejemplo la de
quitarle poder a la nobleza, también impulsaría una serie de reformas económicas para mejorar
la situación económica de un reino que estaba muy afectado y empobrecido tras haber soportado
durante tantísimos años toda clase de conflictos como la Guerra de los 100 años.
El monarca pronto
apartó de su lado y de la corona a todo aquel que en su día fue considerado amigo o cómplice
de sus fechorías, a los cuales en su día les hizo falsas promesas de entregarles poder a
cambio de su apoyo tanto económico o militar, pero finalmente se desvinculó de ellos y acabaría
entregando una serie de cargos a personajes sin rango ni buena posición que realmente tenían
talento y demostraban estar capacitados para desempeñar las distintas funciones tanto
dentro de la corte como en el gobierno. Luis XI fue un rey que pasó gran parte de
su reinado viajando entre las distintas poblaciones de su reino, visitando por
sorpresa a los funcionarios de cualquier punto de Francia sólo para comprobar que
estaba realizando bien sus funciones. El monarca también tuvo algunas tensiones con
el papado, cuando Luis era un delfín de Francia, este había prometido al Papa Pío II, el
abolir la Pragmática sanción de Bourges que había establecido su padre el Carlos VII
para quitarle poder a la iglesia en Francia, pero tras sentarse en el trono francés, el
nuevo monarca quiso imponer sus propias normas donde Francia seguiría siendo independiente de la
iglesia católica, algo que no gustó al papado, así que finalmente, el monarca volvería a implantar
las políticas religiosas de su fallecido padre.
El monarca sería un hombre muy meticuloso
que quería que todo se estuviese realizando correctamente, por esta razón extendió una
gran red de espías y de agentes secretos por toda Francia, quienes controlaban
a los funcionarios y comerciantes, además de espiar a la nobleza,
enterándose así de todo lo que estuviese pasando en su reino y si todo
se estaba desarrollando con normalidad. El gobernante dejaría a un lado los lujos y
las comodidades que le brindaba su posición, prefiriendo vestir de una manera muy sencilla,
además de que siempre estaba rodeado por sus consejeros privados, los cuales en su mayoría eras
personas de origen humilde y de bajo rango social, aparte de que le gustaba rodearse y divertirse
con la gente común, favoreciendo especialmente a los comerciantes que se acabarían convirtiendo
en la burguesía francesa, considerándolos como la esperanza de Francia para que el reino
floreciese y se recuperase económicamente.
Luis sería conocido por ser un hombre un tanto
calculador al que le gustaba entrometerse en los asuntos de otros reinos y estados, siendo un
monarca que interfirió en los asuntos políticos de otros dominios vecinos. Uno de los primeros
asuntos en los que se entrometió fue en la disputas sucesorias de la corona navarra
y aragonesa, interfiriendo como supuesto mediador entre el rey Juan II de Aragón y el
hijo de éste, el príncipe Carlos de Viana. En un principio, Luis XI apoyaría a dicho príncipe
navarro en los reclamos que éste realizó sobre el trono navarro y tras el fallecimiento de Carlos de
Viana, el monarca francés mostraría su apoyo a los rebeldes catalanes que en su día apoyaron
la figura del fallecido príncipe navarro, interfiriendo así en la Guerra civil catalana.
El rey Juan II de Aragón prefería tener a Luis XI de aliado que como enemigo, así que le
ofreció a cambio de su apoyo los dominios de Rosellón y Cerdaña, cambiando así el monarca
francés de bando en plena guerra civil catalana.
Luis XI temía que acabase estallando en Francia
una crisis sucesoria en algún momento como ya había pasado en los reinos vecinos, debido a que
el monarca tuvo problemas para tener hijos varones que sobreviviesen a la infancia. Aquel miedo
aumentaría tras el fallecimiento de su hijo el delfín Luis, quedándole por aquel entonces tan
sólo con vida una hija llamada Ana, aumentando su preocupación por la sucesión del trono francés
tras el nacimiento de otra hija más en el año 1664, algo que sería una gran decepción para el
monarca. Luis pronto se daría cuenta de que su hija Juana sufría de problemas físicos, esta era
poco agraciada, coja y demasiado enfermiza, así que rápidamente pensó en casarla con su primo el
duque Luis de Orleans, quien era visto por muchos como el futuro heredero de la corona francesa ante
la falta de hijos varones por parte de Luis XI. Aquel casamiento fue ideado para establecer así
una unión infértil ante los problemas físicos y de salud de su hija Juana, intentando así que
Luis de Orleans permaneciese sin descendencia y que su rama familiar se acabase extinguiendo
al considerarle como un verdadero rival.
Luis XI también mantendría una serie de conflictos
con la nobleza francesa, sus políticas favorables hacia la burguesía y la baja nobleza molestaría
bastante a los altos señores que exigían más poder, así que en un intentó de compensar a la
alta nobleza, quiso tomar el control de distintas poblaciones que en sí día entregó la corona
francesa al ducado de Borgoña con la firma del tratado de Arras de 1435, teniendo la intención
de entre entregar estos nuevos territorios a los altos señores franceses, pero aquella medida no
le gustó para nada ni a los duques de Borgoña ni a la nobleza borgoñona.
Luis XI pronto se vería
incapaz de poder pagar aquellos gastos militares, así que no le quedó más remedio que pedir
prestamos al clero, además de obligar a la iglesia francesa a entregarle sus bienes para
llenar las arcas reales y así poder financiar sus campañas militares contra el borgoña,
unos conflictos que supondrían un gran gasto para la corona francesa al multiplicarse
sus enemigos, ya que Ducado de Borgoña recibió la ayuda de sus aliados, el Ducado de Bretaña,
el Ducado de Borbón y el Condado de Armagnac. El monarca francés participaría en aquellas
campañas contra el ducado de Borgoña y participó personalmente en la Batalla de Montlhéry en el
año 1465, un conflicto un tanto confuso donde de derramó demasiada sangre por parte de ambos
bandos pero no se pudo declarar ningún ganador. Tras esta batalla sin sentido, se vivió
el asedio de París, algo que obligó a Luis XI a firmar una serie de tratados de paz con sus
enemigos, comprometiéndose a devolver al ducado de Borgoña las poblaciones que los franceses
habían tomado durante tales campañas militares. Durante los posteriores años, Luis intentó
llevarse hasta su terreno a los aliados del Ducado de Borgoña, logrando establecer con
el ducado de Bretaña una importante alianza. El monarca francés no sólo mantuvo
una serie de tensiones con los altos señores o con los dominios vecinos, sino
que también vivió una serie de conflictos con su hermano pequeño el príncipe Carlos,
quien era duque de Berry y de Normandía, surgiendo una serie de conspiraciones, conflictos
y de intrigas palaciegas entre ambos hermanos, especialmente cuando su hermano Carlos acercó
posturas con el ducado de Borgoña, siendo uno de los que participaron en la conocida Liga
del Bien Público contra el gobierno de Luis XI.
Luis temía que el ducado de Borgoña recibiese
el apoyo de Inglaterra, algo que ocasionaría a Francia una gran desventaja militar, por esta
razón, intentó establecer una paz con el ducado de Borgoña, llegando a concertar una reunión en
el castillo de Péronne con el duque Carlos I de Borgoña, más conocido como Carlos “El temerario”,
pero en verdad, a Luis XI no le interesaba acabar con aquellos conflictos porque ambicionaba el
apoderarse de Borgoña y aquello sólo era una táctica de distracción para que los borgoñones no
pactasen con los ingleses una alianza defensiva. Cuando Luis y sus hombres se dirigían hacia el
castillo de Péronne, éstos hicieron una parada en la ciudad de Lieja, sembrando allí la semilla
de una rebelión contra el gobierno borgoñés, la cual empezó a germinar en cuestión de pocos días.
Mientras se mantenía aquella esperada reunión entre Luis XI y Carlos el temerario en el castillo
de Péronne, el duque de Borgoña se enteró de los levantamientos que se estaban viviendo en Lieja,
llegando hasta sus oídos que la corona francesa era quien estaba realmente detrás de tal rebelión,
así que el duque decidió abandonar la reunión muy enfadado y ordenó encerrar al monarca francés
en dicho castillo, tomándole de esta manera como rehén.
Luis XI empezaría a temer por su propia vida
cuando se convirtió en el rehén del duque de Borgoña y ante el miedo de ser asesinado,
el monarca firmó el Tratado de Péronne, un tratado que era poco ventajoso para francia,
debido a que el Ducado de Borgoña obtenía la independencia que tanto deseaba y dejaba de
ser oficialmente un estado vasallo de Francia, obteniendo sus propias leyes y gobierno.
El
monarca también se comprometía a respetar una alianza entre los Ingleses y los borgoñones
siempre y cuando esta no afectase a Francia, aparte de que el gobernante se comprometió
a entregar a su hermano Carlos el condado de Champagne y de Brie como compensación por haberle
arrebatado el Ducado de Normandía durante los conflictos que mantuvieron los hermanos durante
la Liga del Bien Público. Una vez firmado este desventajoso tratado, Luis XI se vería obligado a
partir junto al duque Carlos el temerario hasta la ciudad de Lieja para sofocar conjuntamente aquella
revuelta y así obtener de nuevo su libertad. Una vez dejó de ser el rehén del duque Carlos el
temerario, Luis XI faltó a su palabra y decidió entregarle a su hermano Carlos la región de
Guyena en vez del condado de Champagne y de Brie, también exigió que Borgoña se volviese a declarar
como vasallo de Francia, pero dicho Ducado declaró públicamente su independencia y se acabarían
reanudando de nuevo los conflictos entre ambas naciones, rompiéndose así la tregua que se
había establecido entre Francia y Borgoña. El ejercito borgoñón acabaría invadiendo la región
de Picardía, mientras que su aliada Inglaterra hizo desembarcar a su ejército en Calais.
El
avance de los borgoñones provocaron grandes masacres en Francia y Normandía quedó devastada,
pero en lugares como Beauvais lograron resistir al ataque borgoñón, viviéndose el asedio de
Beauvais en el año 1472 donde una campesina llamada Jeanne Hachette se convirtió en una
heroína por hacer frente al ejercito borgoñón. Ante el avance de sus enemigos por Francia, Luis
XI decidió cambiar de táctica y acercó posturas con Inglaterra, firmándose en el año 1475 la
paz de Picquigny, un tratado que pondría fin de manera definitiva a la Guerra de los 100 años
que habían librado Francia e Inglaterra junto a sus respectivos aliados, además de la corona
francesa se comprometió a pagar una buena suma de dinero para establecer aquella paz, un tratado
que no le gustó para nada al ducado de Borgoña. En la década de 1470, Luis XI inició una serie de
intrigas palaciegas y de conspiradores contra sus propios vasallos.
Uno de ellos sería el conde
Juan V de Armagnac, a quien el monarca francés consideraba un traidor, por esta razón, ordenó
tomar algunos de los territorios de dicho conde, pero en medio de aquellos conflictos, Juan V de
Armagnac sería apuñalado hasta la muerte en el año 1473. Luis XI también se interesó por los dominios
que poseía su primo René de Anjou, así que tras engañar a dicho pariente, tomaría por la fuerza
el ducado de Anjou y de Bar e intentó presionar a su primo para que cediese tales dominios a la
corona francesa a cambio de una pensión, pero René de Anjou se negó. Finalmente, el ducado de Anjou
y el Condado de Provenza acabarían pasando a la corona francesa tras el fallecimiento del último
duque Carlos V de Maine, sobrino de René de Anjou, al igual que la corona francesa recibió una serie
de derechos sucesorios sobre el trono napolitano. En el año 1477 su gran enemigo Carlos el temerario
falleció mientras este se encontraba invadiendo el ducado de Lorena, así que ante su muerte, Luis XI
intentó apoderarse del ducado de Borgoña, el cual había sido heredado por la única hija que tenía
el fallecido Carlos el temerario, la duquesa María de Borgoña, a la cual consideraba débil y fácil
de derrotar sólo por el hecho de ser mujer, pero pronto, la corona francesa encontraría un nuevo
enemigo, el archiduque Maximiliano de Austria, el marido de María de Borgoña e hijo del emperador
Federico III del Sacro Imperio romano germánico.
En el año 1482 acabaría falleciendo
inesperadamente la duquesa María de Borgoña a causa de un accidente de equitación y tras este
fallecimiento, se firmó el Tratado de Arrás donde se ponía fin a la Guerra de Sucesión de Borgoña,
reconociéndose al hijo de María de Borgoña, Felipe el Hermoso, como el nuevo duque de Borgoña
por derecho propio y para sellar aquel tratado, se comprometió a la otra hija que habían tenido
los duques de Borgoña, Margarita de Austria, con el hijo y heredero de Luis XI, el
delfín Carlos, el futuro Carlos VIII, aunque tal casamiento nunca se llegaría a celebrar
de manera oficial. Aquel tratado sería realmente muy beneficioso para Francia, debido a que
Margarita de Austria aportaría como dote parte de los dominios que Francia había conquistado durante
sus conflictos contra Borgoña, siendo anexionados a la corona francesa distintos señoríos,
condados, poblaciones y castillos. Finalmente, su hijo Carlos VIII se acabaría casando con
la reina Ana de Bretaña, pero por desgracia, todos los hijos que nacieron de este matrimonio
acabarían falleciendo de manera prematura.
Hacia sus últimos años de vida, el monarca
francés se entregó a la religión, volviéndose un hombre muy piadoso, incluso se convirtió
en un gran admirador del religioso ermitaño Francisco de Paula, fundador de la Orden de
los Mínimos y santo de la iglesia católica, a quien tuvo el honor de conocer personalmente e
incluso el monarca se arrodilló ante la presencia del religioso, llegando a ordenar la construcción
de dos conventos de su orden religiosa en Francia. Luis XI siempre tuvo una salud un tanto delicada,
se sabe que sufrió de problemas neuronales, llegando a padecer a lo largo de su vida
una serie de apoplejías que le obligaron a ausentarse temporalmente de sus funciones y
de la gobernación, además de sufrir numerosos estados febriles. Aquellos ataques que sufría el
gobernante cada vez serían más comunes e intensos, incluso en una ocasión, en el año 1479,
sufrió de uno de estos ataques cuando se encontraba en medio de un banquete, perdiendo
el habla por algunas horas y tardó alrededor de 12 días en recuperarse del todo.
A raíz de
aquellas apoplejías, Luis XI empezó a temer cada día más a la muerte y se prohibió que se
hablase sobre este tema dentro de su corte, existiendo incluso una pena de cárcel si se
pronunciaba ante su presencia la palabra “Muerte”. Aquellos problemas de salud ocasionaron
que Luis XI mostrase mucho interés por las ciencias y la medicina, viviéndose un notable
desarrollo en ambos campos durante su reinado. Durante sus últimos años de vida, el monarca
solía estar rodeado de sus mejores médicos, los cuales le atendían cada vez
que sufría de dichos ataques, sufriendo de un notable desgaste tanto físico
como mental, llegando a perder incluso la movilidad de manera temporal de ciertas
partes del cuerpo o afectándole en el habla. Finalmente, el monarca acabaría falleciendo
a causa de un derrame cerebral el 30 de Agosto de 1483 a los 60 años de edad en el
castillo de Plessis-lez-Tours, en Francia. Los restos mortales del monarca descansan en
la Basílica de Notre-Dame de Cléry-Saint-André, pero su tumba sería destruida por los prostenantes
en el año 1542 durante las guerras de religión, por esta razón, el rey Luis XIII de Francia ordenó
construir un nuevo sepulcro de mármol para él, pero esta nueva tumba también acabaría siendo
destruida durante la revolución francesa. La destrucción de su sepulcro en
dos ocasiones distintas ocasionó que acabasen desapareciendo casi todos
sus restos mortales, conservándose tan sólo cinco fragmentos de cráneo que
supuestamente pertenecieron al monarca.
Luis XI pasaría a la historia por su apodo de “La
Araña universal”, siendo un hombre que extendió su telaraña por toda Francia y dominios vecinos.
Este monarca es conocido por ser manipulador, calculador, traicionero y bastante persuasivo,
aunque en ciertas ocasiones sus intrigas no salieron como él esperaba, pero sí logró
salirse con la suya en muchas situaciones. Como bien dijo su padre, Luis XI era un zorro que
se acabaría comiendo a los polluelos de borgoña, y así ocurrió, llegando a librar una
serie de conflictos contra el ducado de borgoña durante años sólo por conseguir tal
ducado y anexionarlo a la corona francesa. Pese a ser un hombre demasiado astuto y
traicionero, Luis XI también tuvo sus cosas buenas, él apostó por los comerciantes
y los mercantes franceses, creándose así la burguesía francesa, también apoyaría el
desarrollo de la medicina y de las ciencias, viviéndose un notable avance de ambos campos
durante su reinado, aparte de que intentó acabar con los altos señores franceses para establecer
una nueva sociedad que no dependiese tanto de la nobleza, la cual era incluso más poderosa que
el propio rey, viviéndose durante su mandato una serie de cambios que empezaron a modernizar
tanto al reino como a la sociedad francesa.
Bueno amigos, llegamos al final de la vida de
Luis XI de Francia, espero que os haya gustado esta historia y espero que a todos los que me
pedisteis que hiciese un vídeo sobre el también, al inicio solo he mencionado a las cinco
primeras personas que hicieron esta petición, para no hacer una introducción demasiado larga
y aburrida, los demás seréis mencionados ahora, esta biografía esta realizada por petición de
Schneider Ariel, Martín Tello, El Magnánimo 1825, Poligades, Belén la cava, Ronaldo Vazquez,
Juan Rosenstock y Facundo de Manuel Messere, también quisiera agradecer a Sandra
Carrasco su gran apoyo al canal, y con esto me despido, ¡Hasta la próxima!