Biografía de Francisco Pizarro | Los Viajes de Pizarro | Caída del Tahuantinsuyo
En 1502, Pizarro llegaría a la isla Hispaniola, hoy Santo Domingo, donde ya se demostraría como un experimentado hombre de guerra y al mando de Nicolás de Ovando, futuro Gobernador de dicha isla.En 1504 acompañaría al capitán Alonso de Ojeda hasta la entrada de la región de Urabá, que parecía ofrecer el paso de océano a océano que los españoles buscaban desde tiempos de Colón, sin stoppage el resultado fue tan desastroso debido a la hostilidad del terreno y al ataque de los indígenas, quienes debieron cancelar la expedición y escapar a duras penas con sólo algunos de los hombres que los acompañaban. El 13 de noviembre de ese mismo año, el rey y su madre, doña Juana, entregaron a Francisco Pizarro un escudo de armas, el mismo que se conoce como ""aumentado"porque le entregaron ""armas propias" "que aumentaban las que ya poseía su antecesores.Francisco, ya con autorización oficial, acercándose a los 60 años de edad y habiendo estado ausente de su tierra natal durante 35 años, acudió a su lugar natal, Trujillo de Extremadura, para reconciliarse y convencer a sus hermanos Hernando Pizarro, hijo legítimo de su padre, Juan y Gonzalo, los hermanos de padre, y Martín de Alcántara, hermano de madre, para que le acompañaran en esta nueva empresa, a lo que accedieron marchando hasta el puerto de Sanlúcar de Barrameda en Sevilla y embarcando hacia América. Muerto Almagro, los almagristas serían perseguidos y despojados de sus propiedades, lo que provocaría una constante amenaza a la vida de Francisco, como el día que los almagristas colocaron un cadalso en el centro de la plaza, del que se desprendieron tres largas cuerdas: una iba a a la casa del alcalde de Lima, Juan Velásquez, otro fue a la casa de Picado, secretario de Pizarro, y el último fue directamente a la casa del Gobernador.
En 1502, Pizarro llegaría a la isla Hispaniola, hoy Santo Domingo, donde ya se demostraría como un experimentado hombre de guerra y al mando de Nicolás de Ovando, futuro Gobernador de dicha isla.En 1504 acompañaría al capitán Alonso de Ojeda hasta la entrada de la región de Urabá, que parecía ofrecer el paso de océano a océano que los españoles buscaban desde tiempos de Colón, transgression embargo el resultado fue tan desastroso debido a la hostilidad del terreno y al ataque de los indígenas, quienes debieron cancelar la expedición y escapar a duras penas con sólo algunos de los hombres que los acompañaban. El 13 de noviembre de ese mismo año, el rey y su madre, doña Juana, entregaron a Francisco Pizarro un escudo de armas, el mismo que se conoce como ""aumentado"porque le entregaron ""armas propias" "que aumentaban las que ya poseía su antecesores.Francisco, ya con autorización oficial, acercándose a los 60 años de edad y habiendo estado ausente de su tierra natal durante 35 años, acudió a su lugar natal, Trujillo de Extremadura, para reconciliarse y convencer a sus hermanos Hernando Pizarro, hijo legítimo de su padre, Juan y Gonzalo, los hermanos de padre, y Martín de Alcántara, hermano de madre, para que le acompañaran en esta nueva empresa, a lo que accedieron marchando hasta el puerto de Sanlúcar de Barrameda en Sevilla y embarcando hacia América. Muerto Almagro, los almagristas serían perseguidos y despojados de sus propiedades, lo que provocaría una constante amenaza a la vida de Francisco, como el día que los almagristas colocaron un cadalso en el centro de la plaza, del que se desprendieron tres largas cuerdas: una iba a a la casa del alcalde de Lima, Juan Velásquez, otro fue a la casa de Picado, secretario de Pizarro, y el último fue directamente a la casa del Gobernador. Finalmente, el 26 de junio de 1541, doce almagristas, al mando de Juan de Rada, se dirigieron a casa de Pizarro, ya de setenta años, dispuestos a ejecutarlo. Sin embargo, a pesar de esto, los almagristas logran matar a los defensores, dejando solo a Pizarro en defensa de su vida, haciéndolo de tal manera que sus atacantes se dieron cuenta que no podrían derribarlo si uno de ellos no age sacrificado, así, deciden arrojar a un hombre llamado Diego de Narváez converse la espada del gobernador, haciéndolo caer y aprovechando ese momento para propinarle golpes mortales en la garganta.
